Reflexión sobre el ciberbullying y el grooming

El ciberbullying (acoso entre iguales en el entorno TIC) y el grooming (acoso ejercido por un adulto con intenciones de carácter sexual sobre un menor en el entorno TIC) son dos riesgos muy importantes para los menores en internet ya que pueden provocar situaciones que pueden sobrepasar los conocimientos y capacidades de reacción de los niños que lo sufren, colocándoles en una posición de indefensión o vulnerabilidad.

Desde mi punto de vista se trata de un tema que tiene gran relevancia en la actualidad puesto que los jóvenes ya son considerados nativos digitales (han integrado las tecnologías en su día a día como algo natural y cotidiano) y al que no siempre se le otorga la suficiente importancia. Es decir, que aún mucha gente no es consciente de los peligros que puede tener navegar en la Red para los menores y se debería concienciar a toda la población sobre este tema como primer paso para disminuir e intentar erradicar los casos de ciberbullying y grooming.

Por lo tanto, pienso que se debería realizar un trabajo de prevención primeramente y de intervención si ya se ha producido alguno de estos dos casos.

Esto es, llevar a cabo campañas de sensibilización dirigidas tanto a menores como a los padres y los tutores para que conozcan los posibles riesgos de la Red y sepan detectar los casos de bullying y grooming y qué hacer para poner fin al problema si se llega a dar, realizar talleres sobre este mismo tema o talleres para adultos que no están relacionados con el mundo de las nuevas tecnologías, etc.

Pero, si el problema ya se ha dado, se debe procurar que se realice una intervención inmediata; es decir, que una vez que se ha detectado que existe un caso de acoso a menores se denuncie inmediatamente para tomar medidas e intentar erradicarlo lo más rápido posible para que deje de perjudicar al menor.

Por otra parte, me parece de gran importancia que una vez detectados casos de ciberbullying y grooming y se ha intervenido para frenarlos, se lleve a cabo una labor educativa con los acosadores (aparte de la sanción penal), puesto que lo que importa realmente es el interés del menor y, por lo tanto, que no se vuelva a repetir dicha conducta.

En conclusión, pienso que la solución para evitar o frenar estos problemas no consiste en prohibir a los menores el uso de internet o en que los padres o tutores invadan la intimidad de éstos, sino que se debe llevar a cabo un proceso formativo para que los jóvenes aprendan a no estar desprotegidos en la Red, para que comprendan los riesgos existentes o para que sepan detectar y denunciar si creen que están siendo víctimas de alguno de estos problemas. Pero también me parece adecuado que se fomente la comunicación entre los menores y sus padres o tutores para que estos últimos no tengan que verse obligados a “controlar” a sus hijos, sino que se favorezca que se involucren en el uso que los menores hacen de internet e impulsen su uso responsable.